27 de abril de 2016

La Fiscalidad: Una revolución posible.

El dinero huye y se esconde del fisco en espacios fiscales opacos y la ingeniería fiscal en el capitalismo financiero globalizado, ha ido creando tal maraña para la evasión y la elusión fiscal de sociedades y de fortunas que, bien podría decirse que solo estamos conociendo una parte de una práctica generalizada en perjuicio de las Haciendas Públicas en todo el mundo. Muy gráficamente, el filósofo Salavoj Zizek, aludía a la naturalidad de esta práctica en un artículo titulado ¿Por qué el perro se lame los testículos?, diciendo: “La corrupción no es una desviación contingente del sistema capitalista global, es parte de su funcionamiento básico”. De manera que la dimensión del enorme fraude a la colectividad (se calcula que en los paraísos fiscales se oculta la fabulosa cantidad de 6 billones de Euros, equivalente a unos 130.000 millones de Euros evadidos al fisco) y la indignación ciudadana que ello provoca (hay pocas cosas que pongan más de acuerdo al 99% de la población sobre la desvergüenza y la inmoralidad de esas actitudes), convierten a estos episodios en una “ventana de oportunidad” inmejorable para luchar y vencer esta lacra social.

Vaya, en primer lugar, mi reconocimiento a quienes están poniendo en la pantalla estas informaciones. Ya sean ciudadanos ejemplares que arriesgan su carrera y su seguridad (whistleblowers o denunciantes), desvelando prácticas bancarias y jurídicas o actuaciones irregulares de los Estados, ya sea el consorcio de periodistas internacionales, ya sea un hacker brillante, ya sean los EEUU en su rastreo del dinero del terrorismo o, los policías en la investigación del dinero del crimen. Me da igual. Lo importante es que un techo de cristal se ha instalado sobre la opacidad y el secretismo del dinero oculto. Nadie está seguro y si no es un juez, será la Hacienda de tu país o el oprobio social que sigue a la transparencia, el que perseguirá estas prácticas.

Pero no es tan fácil. De hecho, la tarea que se nos presenta a quiénes tenemos la responsabilidad de orientar e implementar las propuestas de combate a toda esta gigantesca estructura creada para eludir al fisco, es ingente. Para empezar, estamos operando en un ámbito supranacional en el que fallan clamorosamente las mesas de la gobernanza global. Personalmente creo que estamos llamados a una Cumbre Fiscal internacional parecida a la de París del año pasado sobre el Cambio Climático, a convocatoria de NNUU y sobre las bases técnicas que elabore OCDE.

Lo primero que es necesario hacer es obtener una definición común válida en todo el mundo de “Paraíso Fiscal”. Sobre esa definición común es posible hacer después una lista internacional de países paraísos y, en consecuencia, arbitrar luego, un marco de sanciones económicas comerciales y fiscales para con ellos. Entre estas últimas, será necesario establecer una tasa fiscal (~ 50%) a las transacciones de dinero con destino a esos países. La lucha contra los paraísos fiscales debería incluir también la creación de un Registro Público en un organismo internacional (el FMI por ejemplo), de compañías off-Share o empresas pantalla en esos países con indicación de sus titulares, así como un acuerdo internacional con la banca para ofrecer transparencia a sus operaciones en esos países. Como verán, nada fácil y en ningún caso a corto plazo.

En Europa estamos a la cabeza de estos impulsos. A raíz de los escándalos “LuxLeaks”, se ha iniciado una verdadera cruzada contra la elusión fiscal de las empresas (especialmente las que operan en múltiples países y las tecnológicas, que operan en la “Nube” y establecen sus fiscalidad donde les da la gana). Aquí, los avances son más pragmáticos y reales. Hemos empezado por establecer una “obligación de informar” entre los países de la Unión, de todos los “Acuerdos Fiscales” que se hagan con las compañías, en perjuicio de los países vecinos. Seguimos con la obligación para las grandes empresas de publicar sus cuentas fiscales “país por país”, indicando así en su página Web su facturación nacional y sus pagos fiscales. Junto a la OCDE, se trabaja actualmente en el establecimiento de la Base Consolidada Común del Impuesto de Sociedades (BICIIS) y se están tomando medidas contra el fraude del IVA, especialmente transfronterizo.

Nunca, en tan poco tiempo, se habían desplegado tantos esfuerzos técnicos y políticos para combatir el fraude y la elusión fiscal en la Unión. No es solo la alarma social generada por la injusticia que comporta, es también la constatación de su inmensa cuantía (la punta del Iceberg) y la imperiosa necesidad de realimentar a nuestras Haciendas Públicas, famélicas ante la crisis. En mi intervención en el Parlamento Europeo señalé de manera descarnada que estas prácticas son un robo a los ciudadanos y a su bienestar y que, probablemente, estamos en vísperas de una revolución fiscal en el mundo entero que, ojala, acabe con la creación de un impuesto mundial progresivo sobre el capital y el patrimonio -como propone el economista francés Piketty- que desincentive la elusión fiscal sobre tributos nacionales a la riqueza y que, recaudado por una Agencia de NNUU, se destine a la financiación de bienes públicos globales. Así, de paso, combatimos la desigualdad que está creciendo en las sociedades occidentales.

Publicado en Diario Responsable. 27/04/2016

22 de abril de 2016

Panamá papers… y mucho más.


Está bastante extendida la idea de que los dos grandes escándalos fiscales de los últimos meses (Luxemburgo y Panamá), son solo la punta del iceberg. El dinero huye y se esconde del fisco en espacios fiscales opacos y la ingeniería fiscal en el capitalismo financiero globalizado ha ido creando tal maraña para la evasión y la elusión fiscal de sociedades y de fortunas que, bien podría decirse que solo estamos conociendo una parte de una práctica generalizada en perjuicio de las haciendas públicas en todo el mundo. Muy gráficamente, el filósofo Salavoj Zizek aludía a la naturalidad de esta práctica en un artículo titulado ‘¿Por qué el perro se lame los testículos?’, diciendo: «La corrupción no es una desviación contingente del sistema capitalista global, es parte de su funcionamiento básico». De manera que la dimensión del enorme fraude a la colectividad (se calcula que en los paraísos fiscales se oculta la fabulosa cantidad de 6 billones de euros, equivalente a unos 130.000 millones de euros evadidos al fisco) y la indignación ciudadana que ello provoca (hay pocas cosas que pongan más de acuerdo al 99% de la población sobre la desvergüenza y la inmoralidad de esas actitudes) convierten a estos episodios en una «ventana de oportunidad» inmejorable para luchar y vencer esta lacra social.
Vaya, en primer lugar, mi reconocimiento a quienes están poniendo en la pantalla estas informaciones. Ya sean ciudadanos ejemplares que arriesgan su carrera y su seguridad (‘whistleblowers’ o denunciantes), desvelando prácticas bancarias y jurídicas o actuaciones irregulares de los Estados, ya sea el consorcio de periodistas internacionales, ya sea un hacker brillante, ya sea EE UU en su rastreo del dinero del terrorismo o los policías en la investigación del dinero del crimen. Me da igual. Lo importante es que un techo de cristal se ha instalado sobre la opacidad y el secretismo del dinero oculto. Nadie está seguro y si no es un juez, será la Hacienda de tu país o el oprobio social el que perseguirá estas prácticas.

Pero no es tan fácil. De hecho, la tarea que se nos presenta a quienes tenemos la responsabilidad de orientar e implementar las propuestas de combate a toda esta gigantesca estructura creada para eludir al fisco es ingente. Para empezar, estamos operando en un ámbito supranacional en el que fallan clamorosamente las mesas de la gobernanza global. Personalmente creo que estamos llamados a una cumbre fiscal internacional parecida a la de París del año pasado sobre el cambio climático, a convocatoria de la ONU y sobre las bases técnicas que elabore OCDE.

Lo primero que es necesario hacer es obtener una definición común válida en todo el mundo de ‘paraíso fiscal’. Sobre esa definición común es posible hacer después una lista internacional de países paraísos y, en consecuencia, arbitrar luego un marco de sanciones económicas comerciales y fiscales para con ellos. Entre estas últimas, será necesario establecer una tasa fiscal (~50%) a las transacciones de dinero con destino a esos países. La lucha contra los paraísos fiscales debería incluir también la creación de un registro público en un organismo internacional (el FMI por ejemplo) de compañías ‘offshore’ o empresas pantalla en esos países con indicación de sus titulares, así como un acuerdo internacional con la banca para ofrecer transparencia a sus operaciones en esos países. Como verán, nada fácil y en ningún caso a corto plazo.

En Europa estamos a la cabeza de estos impulsos. A raíz de los escándalos ‘LuxLeaks’, se ha iniciado una verdadera cruzada contra la elusión fiscal de las empresas (especialmente las que operan en múltiples países y las tecnológicas, que operan en la ‘nube’ y establecen su fiscalidad donde les da la gana). Aquí, los avances son más pragmáticos y reales. Hemos empezado por establecer una ‘obligación de informar’ entre los países de la Unión, de todos los ‘acuerdos fiscales’ que se hagan con las compañías en perjuicio de los países vecinos. Seguimos con la obligación para las grandes empresas de publicar sus cuentas fiscales ‘país por país’, indicando así en su página web su facturación nacional y sus pagos fiscales. Junto a la OCDE, se trabaja actualmente en el establecimiento de la Base Consolidada Común del Impuesto de Sociedades (Biciis) y se están tomando medidas contra el fraude del IVA, especialmente transfronterizo.

Nunca, en tan poco tiempo, se habían desplegado tantos esfuerzos técnicos y políticos para combatir el fraude y la elusión fiscal en la Unión. No es solo la alarma social generada por la injusticia que comporta, es también la constatación de su inmensa cuantía (la punta del iceberg) y la imperiosa necesidad de realimentar a nuestras haciendas públicas, famélicas por la crisis. En mi intervención en el Parlamento Europeo señalé de manera descarnada que estas prácticas son un robo a los ciudadanos y a su bienestar y que, probablemente, estamos en vísperas de una revolución fiscal en el mundo entero que, ojala, acabe con la creación de un impuesto mundial progresivo sobre el capital y el patrimonio –como propone el economista francés Thomas Piketty– que desincentive la elusión fiscal sobre tributos nacionales a la riqueza y que, recaudado por una agencia de la ONU, se destine a la financiación de bienes públicos globales. Así, de paso, combatimos la desigualdad que está creciendo en las sociedades occidentales.

Publicado en El correo, 22/04/2016

21 de abril de 2016

El proyecto BELLA: conectando Europa con América Latina.

A veces una buena idea viene acompañada de un buen nombre: entonces el acierto es doble, por la bondad de la iniciativa y porque un nombre adecuado hace más fácil la tarea de comunicarla. Y ya sabemos que en la era digital, lo que no se comunica simplemente no existe.

En el caso del Proyecto BELLA -acrónimo de "Vinculando Europa y Latinoamérica" por sus siglas en inglés- el nombre acompaña a la idea. BELLA pretende unir mediante cable submarino de fibra óptica Venezuela, Colombia, Chile, Argentina, Perú, Ecuador y varios puntos de Brasil para luego conectarlos con Europa. La iniciativa ha sido impulsada por las redes de investigación y educación de América Latina (RedCLARA) y Europa (GEANT), con apoyo financiero de la Comisión Europea (aproximadamente 26 millones de euros) y de los gobiernos latinoamericanos (alrededor de 33,5 millones de euros). Cuando vea la luz se convertirá en un hito de la cooperación birregional y de las comunicaciones digitales a nivel global: un bonito nombre para una buena idea.

Si tuviéramos que definir el mundo actual con un sólo adjetivo, ése sería "interconectado". Hoy más que nunca, todo está vinculado con todo: la macroeconomía y la vida cotidiana, la política nacional con la internacional, el ocio y el aprendizaje, lo público y lo privado. Vivimos en una conexión continua, saltando por encima de las barreras espaciales, en un intercambio donde los tiempos son cada vez más cortos y el ritmo cada vez más rápido. Para desenvolvernos con éxito dentro de esta realidad, necesitamos hacer nuestro el potencial que ofrece y superar los obstáculos que vamos encontrando en el camino. Por desgracia, en lo que se refiere a interconexión, Europa y América Latina se estaban quedando peligrosamente desactualizadas. Para muestra, basten las siguientes cifras:

La población conectada a Internet en América Latina ha pasado del 20% a más del 50% en ocho años, con el consiguiente incremento en la demanda de conexiones de datos de alta capacidad. Entre un 20% y un 30% de ese tráfico de datos es hacia Europa, donde se ubican el 20% de los servidores de Internet del mundo y 3 de las 10 principales fuentes de datos. Sin embargo, la mayoría de esas comunicaciones entre Europa y América Latina tienen que pasar por Estados Unidos, puesto que el 90% del intercambio mundial de datos se realiza a través de cables submarinos norteamericanos. El desactualizado cable Atlantis-2, única conexión directa entre ambos continentes, solo sirve para transmisiones de voz.

El Proyecto BELLA viene a suplir esta carencia. BELLA ofrecerá una transmisión directa, segura, más asequible y sin dependencias de terceros países, acercando la banda ancha con más calidad y menor coste a hogares, administraciones y empresas en América Latina. Con ella mejorarán el acceso a la educación, el entretenimiento y la información, pero también el emprendimiento y las oportunidades de participación social y política. Además facilitará la integración birregional, promoviendo los intercambios científicos, tecnológicos, económicos, sociales y culturales.

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) explican casi el 18% del crecimiento de las economías de Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia de 1995 a 2012. La digitalización ha contribuido a la creación acumulada de 900.000 puestos de trabajo entre 2005 y 2013 en toda América Latina. En Europa, las TIC emplean actualmente a 7 millones de personas; por cada dos puestos de trabajo perdido en el "mundo real", el mundo de Internet crea cinco. La economía digital europea crece al 12% anual, y ya es mayor que la economía nacional belga, por ejemplo. Estos datos dejan claro que el universo digital ha avanzado en ambas regiones, pero aún hay mucho trabajo pendiente.

Tenemos que reducir la brecha digital, que afecta más agudamente a determinados colectivos: la población rural, las mujeres, los mayores, los pueblos indígenas. Tenemos que digitalizar la educación para multiplicar las oportunidades de nuestros ciudadanos y la competitividad de nuestras economías. Tenemos que favorecer el uso de las nuevas tecnologías en las empresas, particularmente en las PYMEs. Tenemos que lograr una mayor cooperación entre las redes de investigadores y docentes, y construir un verdadero espacio común de innovación y conocimiento que tenga en su centro a las universidades europeas y latinoamericanas. Para todo ello será útil el proyecto BELLA.

No obstante, las grandes infraestructuras como el cable transatlántico no bastan si no vienen acompañadas de un marco regulatorio adecuado, que facilite la innovación y promueva la digitalización de los procesos productivos, la educación y el funcionamiento de las Administraciones Públicas. La cooperación birregional debe ayudarnos en la construcción de ese marco, garantizando la interoperabilidad, la neutralidad de la red, la privacidad y la protección de los datos personales.

Sobre la base de un marco regulatorio bien construido y de infraestructuras de telecomunicaciones de última generación, Europa y América Latina estarán mejor preparadas para hacer frente a los grandes retos de nuestro tiempo, ya se trate de la transformación hacia una economía más productiva, verde y eficiente, de la lucha contra el cambio climático, de la respuesta a emergencias o de la reducción de las desigualdades.

Europa y Latinoamérica no pueden dejar pasar el tren de la innovación digital, que hoy por hoy es una clave de bóveda de la economía global. El cable transatlántico de fibra óptica supone un paso de gigante en esa dirección, pero a ese gran paso deben seguir muchos otros.

Publicado en El País, 20/04/2016

15 de abril de 2016

Si yo fuera de Podemos.

Si yo fuera de Podemos, haría posible el gobierno PSOE/Ciudadanos absteniéndome y, ocupando así, en exclusiva, la oposición de izquierdas. ¿Qué pierden con ello? Por supuesto, pierden el gobierno que nunca tuvieron y que, en el fondo, tampoco desean porque saben que no estará en sus manos mejorar la vida de la gente en años de vacas flacas.

Lo que ganan por el contrario es colocar al PSOE -su verdadero rival- ante una gobernación dificilísima en un país atravesado por múltiples y muy serios problemas. Un gobierno obligado, de entrada, a negociar con Bruselas una senda de dos años de reducción del déficit después del fiasco del PP del 2015, que ha dejado las cuentas públicas con el 5% del déficit en un año del crecimiento económico del 3%, aumento del empleo y reducción del coste del petróleo y de los intereses de la deuda.

Podemos gana convertirse en el grupo clave de las izquierdas parlamentarias, en una legislatura que, con seguridad, exigirá muchas mayorías en temas muy importantes. Liderar una oposición de izquierdas, disponiendo de la llave de las mayorías, otorga un protagonismo político excepcional, si se sabe utilizar con inteligencia y prudencia. Si yo fuera de Podemos, no perdería esa ocasión. Una ocasión que necesitan para hacer y organizar un partido político en serio.

Aprendiendo de una realidad que desconocen y pasando de la protesta a la propuesta. Pero, a la propuesta seria, contrastada, realista. Resolviendo sus querellas internas con calma y diálogo. Definiendo un modelo territorial que no sea absorbido por sus mareas nacionalistas en la mitad del país. Si yo fuera de Podemos, me tomaría ese tiempo precioso en esa posición política ideal, para ganar quizás mañana.

Pero, además, abortaría así la división interna que se ha instalado en sus bases por un reproche que no es fácil de combatir: ser responsable de que Rajoy y el PP, sigan en la Moncloa hoy y quizás mañana y ser también responsable de que no haya habido un “gobierno del cambio” PSOE-PODEMOS-CIUDADANOS. Si yo fuera de Podemos habría evitado esa tensión interna y ese reproche político que tendrá largo recorrido, facilitando el gobierno a Sánchez y Rivera con mi abstención, en la investidura.

Pero en fin, me temo que estos argumentos llegan tarde para la cúpula de Podemosy, me temo además, que yo no seré de Podemos.

Publicado en 20 minutos. 15/4/2016

13 de abril de 2016

Entrevista "Europa Abierta" Papeles de Panamá.

En el programa “Europarlamento”, los eurodiputados Pablo Zalba (PP), Ramón Jáuregui (PSOE) y Marina Albiol (IU) coinciden en reclamar la creación de una comisión de investigación sobre los papeles de Panamá.


12 de abril de 2016

4 de abril de 2016

"PanamaLeaks es un nuevo ejemplo de elusión fiscal masiva"

NOTA DE PRENSA, Bruselas, 4/04/2016

El eurodiputado socialista ha tachado este escándalo de "inaceptable" y pide a Panamá que dé explicaciones al mundo entero.

El eurodiputado y portavoz socialista en la comisión TAXE del Parlamento Europeo, Ramón Jáuregui, se ha mostrado indignado por las revelaciones relativas a la enormidad, cuantitativa y cualitativa, de la elusión fiscal a gran escala practicada en Panamá.

"Esto no ha hecho más que empezar. Los llamados papeles de Panamá confirman la existencia de una enorme red internacional organizada para facilitar la evasión y la elusión fiscal, sobre la base de los paraísos fiscales, el secreto bancario y las compañías off-shore", ha declarado.

Jáuregui ha denunciado que "el objetivo siempre es el mismo, ocultar rentas, bienes y patrimonio para eludir el pago de impuestos. Son las haciendas locales y nacionales las perjudicadas por esta gigantesca ingeniería que busca espacios fiscales opacos y lagunas legales de diverso tipo, lo que erosiona las bases tributarias de los países. Es inaceptable".

Para el eurodiputado socialista, "Panamá debe dar una explicación al mundo entero", pero ha añadido que "hay más países en los que algunas firmas y bufetes legales se dedican a constituir sociedades pantalla sin ninguna actividad económica con la única finalidad de extraer riqueza nacional y ponerla al resguardo del fisco, por lo que estas revelaciones deben ser un acicate para que desde la Unión Europea continúe la lucha contra los paraísos fiscales, los evasores y elusores, y todos aquellos expertos que los asisten, aprovechando esta comprensible ola de indignación social".

"Sin embargo", ha continuado Jáuregui, "no todo es combatir el delito fiscal, aunque ésta es desde luego la primera urgencia. Pero los legisladores europeos, y en concreto el Consejo, tienen la responsabilidad de cerrar resquicios normativos que permiten actuaciones que pueden ser alegales, o formalmente legales, pero que son manifiestamente injustas y en absoluto éticas".

Para concluir, ha declarado que "es inaceptable que la Comisión Europea proponga permitir que la obligación de proporcionar la información financiera y fiscal desagregada país por país por parte de las multinacionales no se aplique a los Estados terceros, como por ejemplo el propio caso de Panamá".

ENTREVISTA  RNE.  


1 de abril de 2016

ETA-Yihad: enseñanzas de una victoria.

De mi experiencia en la lucha contra ETA extraigo dos enseñanzas que pueden servirnos para vencer al terrorismo yihadista. La primera tiene que ver con el conocimiento del medio y la infiltración policial de su entorno. Para nadie es un secreto que los atentados no se evitan con medidas de seguridad sino con la detención de los comandos.

El comienzo del fin de ETA desde el punto de vista policial (no se olvide, clave en su derrota) se produjo al comienzo de los años 90 cuando la Policía y la Guardia Civil instalaron en Francia una auténtica base operativa, construyendo un mapa tan preciso de su organización y estructura que hizo imposibles sus movimientos. En los últimos años de ETA (2006-2011), la mayoría de las detenciones de los comandos eran en Francia, mucho antes de que pasaran a España a cometer sus atentados. De hecho, fueron las detenciones de sus sucesivas cúpulas las que descabezaron y terminaron con la organización terrorista.

Quince años después del inicio de los atentados masivos (Torres Gemelas, septiembre de 2001), nuestros sistemas policiales tienen poca información de la violencia yihadista, no la comparten en unidades centralizadas de inteligencia y su penetración en los espacios sociales de los terroristas es mínima, por no decir inexistente. La tarea policial en nuestros barrios árabes de Bruselas, París, Londres o Berlín para infiltrarse y conocer todo lo que se cuece allí en torno a la yihad es inmensa, y mucho me temo que ni si quiera ha comenzado.

Lo que ha ocurrido en Bruselas, con los atentados sufridos en París y en la capital belga, es un ejemplo palmario de falta de previsión y descoordinación policial entre cuerpos nacionales. En Bruselas todo el mundo sabe que la policía belga durante años no hizo nada en Molenbeek, lo que explica las airadas protestas francesas después de los atentados en la capital gala. Pero las otras patas de esa mesa nos afectan a todos, porque la inexistencia de una policía europea contraterrorista es el corolario de la inexplicable ausencia de coordinación y de análisis global de la información.

Algunos dicen que estamos en guerra. Sea este o no el mejor término para la larga marcha que tenemos por delante, lo que sí es seguro es que será una batalla de inteligencia policial y de estrategia política de largo alcance, incluyendo la destrucción del Estado Islámico y la pacificación de Oriente Próximo. Pero la información se obtiene en el medio y hay que entrar en él. Primera enseñanza.

La segunda tiene que ver con la deslegitimación social de la violencia y la destrucción del relato yihadista en los aledaños de una interpretación histórico-religiosa del islam. Se ha dicho con frecuencia que estamos ante un terrorismo inédito porque matan muriendo. Es verdad y eso pone en evidencia la enorme dificultad de combatir convicciones o creencias tan fanáticas. Algo resulta obvio para empezar: es la propia comunidad musulmana quien debe encabezar, diseñar, liderar y protagonizar ese combate.

Para seguir con nuestra experiencia, recuerdo muy bien nuestra convicción en los años 80 para construir un frente democrático frente a ETA, superando así la vieja división nacionalistas-no nacionalistas y colocando al PNV al frente de la comunidad democrática frente a ETA. Quienes no supieron comprender aquel primer Gobierno de gran coalición que hubo en España (1987-1990) aludiendo a nuestra cesión de la presidencia al PNV, podrán entender ahora la enorme aportación que hizo a la paz aquel Gobierno que construyó el basamento ideológico contra la violencia (el Pacto de Ajuria Enea) y que colocó a un nacionalista vasco (el lehendakari Ardanza) al frente de la deslegitimación social e ideológica del nacionalismo violento.

Pues bien, la política dirigida a poner al islam de la paz y a los líderes musulmanes moderados al frente de la denuncia y de la deslegitimación de la yihad es urgente e imprescindible. No es fácil, porque los rozamientos entre nuestros valores y sus creencias no son pacíficos. Falta una política de las religiones y de sus consecuencias en nuestra laicidad en todo el mundo occidental, especialmente en nuestras sociedades multiétnicas y multireligiosas europeas.

El pacto con los líderes musulmanes debe comprometernos de manera recíproca en proyectos de integración social y desarrollo económico de esas zonas, especialmente para jóvenes en riesgo de exclusión, junto a una firme actitud de condena y rechazo a los extremismos doctrinarios. La experiencia nos está demostrando los errores de una multiculturalidad permisiva con ciertos hábitos sociales que resultan contrarios a nuestros códigos y valores constitucionales.

La aceptación del hecho religioso y la libertad de la fe no pueden ser coartada para la vulneración de nuestra concepción de la dignidad humana o de la igualdad entre mujeres y hombres, por poner solo esos dos valores de nuestro credo democrático.

Pero ese pacto está por hacer. De hecho, esas políticas tan importantes en zonas de alta concentración inmigrante brillan por su ausencia en las grandes ciudades europeas. Estoy pensando en Molenbeek, Bruselas, 80% de población árabe, o en los barrios de París, con parecidos porcentajes de musulmanes del Magreb. No es una tarea fácil, lo sé, pero destruir el relato fanático del ISIS entre los jóvenes europeos, nacidos y educados aquí, es una tarea urgente que no podemos hacer sin contar con la comunidad árabe a la que pertenezcan; y sin establecer, en consecuencia, los términos de una laicidad incluyente en la que las creencias religiosas conviven y contribuyen a la paz y a los valores democráticos.

Publicado para  El País, 1/04/2016