5 de mayo de 2013

Entrevista diario Deia 5/05/2013


GASTEIZ. ¿Va a entrar el PSE en el acuerdo de estabilidad que propone Urkullu?
Yo escuche a Patxi López la semana pasada hacer una oferta semejante. Si hay voluntad ese acuerdo de largo plazo hay que explorarlo. Vamos a ver si es verdad que Urkullu quiere y en qué condiciones lo plantea.
¿Y cuáles son las que plantea el Partido Socialista?
Las que ya se conocen. En concreto se refieren a una articulación institucional del país más ordenada, una política fiscal más progresista, no recortar en política social, y no echar atrás por capricho logros políticos del anterior gobierno, como viene ocurriendo con el trilingüísmo o el desmantelamiento de la política sanitaria.
¿La clave de la negociación está en la política fiscal?
Pienso que sí. En esa materia se encuentra una de las claves del futuro acuerdo y recomiendo al PNV que vaya recorriendo ese camino, porque está a la vuelta de la esquina la presentación del Presupuesto de 2014. Deben hacerlo mejor que lo que se ha hecho con las Cuentas de este año, si realmente quieren un acuerdo.
Cuando habla de política fiscal, ¿a qué se refiere?
Las dos materias son, por un lado, más ingresos, y por tanto ordenar una política más progresiva en la fiscalidad para quienes más tienen; y en segundo lugar es preciso una ordenación institucional que permita al Parlamento Vasco la armonización necesaria. El país no puede seguir manteniendo tres políticas fiscales diferentes por muy respetuosos que seamos con la competencia de las diputaciones y de las juntas generales, que lo somos. Pero al Parlamento Vasco hay que dotarle de una capacidad de armonización que actualmente no tiene.
¿El fracaso de la negociación presupuestaria es imputable al Gobierno vasco o también al resto de los partidos?
El fracaso le corresponde al Gobierno que ha cosechado cuatro enmiendas a la totalidad como resultado de sus malas negociaciones. Han conseguido el mayor de los fracasos al aunar a toda la oposición en contra, lo cual no es fácil. Han habido errores en la negociación y, sobre todo, un error de inicio, porque el Gobierno vasco es el que es porque el PNV consideró que era posible gobernar con una geometría variable que se ha demostrado inviable.
¿Ha sido una vendetta política de Patxi López y el PSE?
No lo creo. El PSE es consciente de su papel de partido de país. Ese ADN del socialismo vasco está muy presente todavía. El PSE no quiere convertirse en un partido de oposición per se, pero el PNV tiene que saber que eso requiere reformas importantes y tiene que desandar un camino que se ha iniciado muy mal. El país no está para que rechacemos, por venganzas pequeñas, un pacto o unos acuerdos que el país reclama y que queremos hacer. Eso implica desandar lo que se está haciendo mal y plantearse unas negociaciones en serio, eligiendo socio y recorriendo parte de las propuestas que te presenta el adversario.
¿Está hablando de formar una coalición de gobierno?
No hay intención de coalición de gobierno en el PSE. Los votos nos colocaron en la oposición y creo que en el PSE no hay la más mínima voluntad de entrar en el Gobierno vasco junto al PNV. Eso no nos impide ser el partido de la estabilidad, de los acuerdos.
¿El PSE va a competir con EH Bildu por ver quién está más a la izquierda?
Nuestro destino es mucho más la centralidad que disputarle a Bildu la hegemonía de la llamada izquierda. La seña identitaria del PSE es mucho más ser un partido de pacto y de construcción de país que la disputa de la hegemonía de la izquierda a Bildu. Además pienso que Bildu no es una formación de izquierdas nítidamente. Más bien es un partido cuya seña de identidad más notable es su proyecto independentista superador del nacionalismo del PNV. Eso es lo que más les distingue. Y creo además que están gobernando una diputación y están cosechando sus fracasos. Nuestro papel es ser el partido de la izquierda posible, pero esa izquierda tiene ahora una agenda reivindicativa ante el PNV y tiene un papel fundamental para convertirse en la llave de la estabilidad y de la gobernación de Euskadi.
Últimamente hay muchas coincidencias de voto entre PSE y EH Bildu.
Pero también hubo acuerdo en el Parlamento Vasco, por ejemplo, con Bildu y UpyD respecto de la armonización en materia fiscal y también ha habido un acuerdo de cuatro partidos en la enmienda de totalidad. El juego parlamentario no excluye los acuerdos que se pueden producir. También he visto a Amaiur y UpyD votar juntos en el Parlamento español. Es parte del juego democrático.
¿Existe una pinza PSE-Bildu?
No, no es nuestro propósito. Pero eso no excluye los acuerdos en temas en los que podamos coincidir.
El PP ha recuperado el discurso de la ilegalización de la izquierda abertzale. Si llega el momento, ¿piensan apoyarles?
No compartimos ese pensamiento. No corresponde a los tiempos que vivimos y es contradictorio con el discurso que los demócratas hemos mantenido durante 35 años. Desde el Pacto de Ajuria Enea hemos venido diciéndoles que no hay que utilizar la violencia, que defiendan sus ideales desde la política y la democracia. Han dejado la violencia, hacen política... pues no les echemos. Esto es una regla elemental y, mientras las cosas vayan como van, hay que estimularles para que la apuesta por la política sea definitiva e irreversible.
¿Por qué esta marcha atrás del Gobierno español?
Están demasiado presionados por un sector del Gobierno español que siempre ha sido muy influyente en la derecha española. Es un sector mediático y social, también política procedente de UpyD. Después de la experiencia de Bolinaga, el PP teme hacer una gestión más inteligente de la era post ETA que estamos viviendo. Y se lo tienen que hacer mirar.
En las últimas semanas, han vuelto las pintadas, los vivas a ETA, un endurecimiento del discurso de la izquierda abertzale.
Tienen tensiones internas porque el proceso también a ellos les provoca contradicciones y desgastes. Pero esa una práctica de la política que tienen que aprender. De la noche a la mañana no se puede adquirir una cultura democrática. La subcultura que han tenido durante muchos años está aún muy presente entre muchos de ellos. Pero sería muy exigente respecto de lo que son los elementos fundamentales de construcción de la paz, del relato, de la clarificación de los hechos, pero sin perturbar las bases del momento que vivimos.
¿Qué plantea para romper el enroque del Gobierno Rajoy, que no afloja en política penitenciaria, y ETA, que no parece dispuesta a disolverse sin avances en presos?
A Rajoy le diría que atendiera más al Gobierno vasco en estas cosas. Es el interlocutor que hay que tener en esta materia, porque al fin y al cabo el Gobierno de Euskadi tiene mucho que decir en torno a lo que está pasando. Por otra parte, el Gobierno de Madrid también debería hacer más caso al PP vasco. Yo aconsejaría que demos una pensada a lo que está ocurriendo para que no haya tentaciones de marcha atrás.
¿Puede la relación entre Rajoy y Urkullu facilitar el desbloqueo?
Sí, es razonable que el lehendakari tenga una relación con el presidente del Gobierno español y que este le haga caso.
¿Qué recorrido le augura a la Ponencia de Paz del Parlamento Vasco?
Me gustaría que fuera una especie de periscopio que va marcando rutas, aporte sugerencias, establezca consejo… para favorecer la gestión inteligente del nuevo tiempo.