16 de octubre de 2010

«Creceremos a ritmos muy altos en 2013» Entrevista Diario de Burgos.

El cierre de la segunda Jornada de Economía Social y Empresas de inserción, impulsada por Caja de Burgos a través de su Foro Solidario, le correspondió ayer al jefe de los socialistas españoles en el Parlamento Europeo. La dilatada experiencia de Jáuregui en el mundo sindical, político y de gobierno le convierte en una voz que conviene escuchar, máxime cuando su nombre suena con fuerza para sustituir a Corbacho al frente del Ministerio de Trabajo. De eso, y de lo que de verdad importa, que es el empleo y el estado de bienestar, charlamos con él antes de tomar la palabra en Burgos.

Viene usted a hablar de inserción laboral en plena crisis. Más difícil, ni a propósito.
Bueno, yo les pedí una reflexión más amplia y que el debate sobre las empresas de inserción lo hagan los especialistas. Sí hablaré de una ecuación que nos permita hacer sostenible nuestro sistema de bienestar en época de crisis.

Crisis que, como tal, se vuelve a cebar con los más débiles. ¿Cómo hacerlo para evitar esta realidad? ¿Cuál es su ‘ecuación’?
Tenemos una población laboral muy grande pero con una baja cualificación laboral, con poca polivalencia. Son trabajadores especialistas en construcción, o con poca experiencia laboral, o que vienen del fracaso escolar. Ese colectivo tan grande necesita muchas políticas activas, mucha formación... Esa es la gran tarea del mundo de los desempleados. El evento de Burgos se centra en las personas que están en riesgo de exclusión y que tienen que hacer un itinerario más complejo todavía, por eso me atraía la invitación porque hablamos con personas que trabajan en la parte más difícil de la inserción laboral.

¿No cree que nos cuesta entender que las personas en riesgo de exclusión social ya no obedecen a los patrones o arquetipos clásicos, que hay muchas familias ‘normales’ que han pasado a estar en esta situación?
Sí. Si contamos el personal que ha trabajado en la construcción y no lo ha hecho en otros sitios y ya no puede encontrar trabajo, y añadimos el problema del fracaso escolar que lleva personas a la madurez sin experiencia laboral y sin formación, tenemos un colectivo que está a nuestro lado, que no están en la periferia social. Por eso la política de inserción es tan importante; implica el esfuerzo de cogerles de la mano, casi uno por uno, y orientarles en un itinerario que es complejo y caro. El problema final es que aunque hagas todo ese trabajo, si no hay una economía generadora de empleo en otros espacios, no habrá posibilidades de contratación. El reto es volver a crear una economía ‘macro’ que permita volver a generar empleo.

Se refiere nada menos que a una refundación de nuestro sistema económico...
Hombre, tampoco hay que exagerar. Digamos que hablo de retomar una senda de crecimiento, algo que probablemente alcanzaremos en el año 2012 y con ritmos muy altos en 2013. Y sé que decir esto puede parecer arriesgado, entre otras cosas porque probablemente no está en nuestra mano recuperar la economía de Europa y del mundo.

Me hablaba de hacer sostenible nuestro estado de bienestar y ahora el Gobierno nos plantea medidas traumáticas para poder garantizarlo. ¿Era demasiado frágil o la situación es verdaderamente extraordinaria?
Nuestro estado de bienestar ofrece síntomas de una cierta deficiencia y no podemos tocar las campanas con él. En las últimas décadas hemos hecho un modelo de seguridad social solvente, pero con una previsión preocupante a 20 años vista, y al mismo tiempo con muchas pensiones mínimas, unos 3,5 millones. Tenemos una sanidad espléndida, un sistema educativo relativamente bueno pero con el problema del fracaso escolar y un sistema de dependencia demasiado incipiente todavía. Sobre ese diagnóstico, que es el de nuestra realidad porque no podemos compararnos con Suecia, porque nosotros hemos nacido en este Estado hace 30 años, hay dos afirmaciones. La primera es que no es verdad que para ser competitivo un país deba desmontar su estado de bienestar, y la experiencia del Norte de Europa lo demuestra. Y la segunda es que, y también lo demuestra la experiencia, que si no se hacen reformas la sostenibilidad se acabará. Por tanto, España tiene una agenda de reformas muy importante que hacer. Es la agenda de los europeos; cuando miramos lo que pasa en otros países vemos que están abordando situaciones parecidas
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¿Y los problemas son?
El dinero y la búsqueda de una tasa de empleo que tienda al pleno empleo, eso es condición ineludible. El paro debe estar por debajo del 10%. Es la primera urgencia. Hay, además, una ventana de oportunidades con las reformas fiscales porque la fiscalidad debe replantearse. Los países más competitivos y con mejor modelo social tiene más presión fiscal. Los nuevos ingresos fiscales van desde la prolongación de las nucleares a los peajes de las autopistas y hasta la fiscalidad transnacional; son materias que están en la agenda reformista de la sostenibilidad del estado de bienestar.

Acaba usted de hablar con un periodista de Burgos sobre prolongar la vida de las nucleares, con la que está cayendo aquí con el cierre de Garoña...
Cuando lo he dicho me estaba dando cuenta, pero estaba pensando en Merkel, que lo ha decidido en Alemania pero les ha cobrado una pasta.

Lo de la fiscalidad le corresponderá a la señora Salgado, pero lo de buscar el pleno empleo podría corresponderle a usted en cuestión de horas...
(Ríe). No es el caso. No tengo respuesta para eso porque no hay ninguna noticia que dar y además si alguien tiene que darla es el presidente. No me afecta.

Hay quien considera que hace falta ser un lunático para levantar el dedo cuando se busca un ministro de Trabajo con la que está cayendo...
Yo desde luego no lo levanto. Que quede bien claro que tengo la mano en el bolsillo.